miércoles, 23 de septiembre de 2020

Ser Cristiano hoy


 Hoy en día es dificilísimo ser Cristiano. En España, aunque esto se extiende como la pólvora (España es el conejillo de indias del globalismo), ser Cristiano es equiparable a ser un medieval, machista, racista, retrógrado, contra las libertades y derechos... y digo Cristianos, no cristianos, porque hay muchos bautizados pero pocos fieles. En un mundo donde los sacerdotes se avergüenzan de decir la verdad, donde hay curas con mucha fuerza mediática que dicen herejías, con una sociedad que te presiona y te coarta la libertad de expresión a modo de cancelación social... ¡qué difícil es ser Cristiano! 


La Virgen está en un montón de sitios avisando de lo que viene. Estamos peor que en Sodoma y Gomorra, en el sentido de que nadie conoce a Dios... ni lo quieren conocer. ¡Ay de los sacerdotes que están llevando a las almas preciosas de Dios a la condenación eterna! No saben el destino que les espera... 



Por eso, sed fieles, rezad, no os dejéis achantar por los servidores del diablo. ¡Sí! Porque el que no está con Cristo está contra él, y es el demonio el jefe de los ejércitos que luchan contra Cristo y su obra. Piensa siempre en la vida eterna, piensa en la pasión salvífica de nuestro Dios, piensa en cada gota de sangre que roció su corazón la tierra que pisaba... para limpiar nuestro pecado. 


Somos mucho más fuertes. Somos el pueblo escogido de Dios, igual que en el Antiguo Testamento sometía a los pueblos para victoria de Israel, así lo hace con nosotros si se lo pedimos, porque somos Israel. LOS CRISTIANOS SOMOS EL PUEBLO DE ISRAEL. No debemos temer el martirio, al contrario, nos dará una dicha tremenda saber que vamos directos al cielo, ¡sin pasar siquiera por el purgatorio! Por eso estamos alegres, porque tenemos al Señor, y tristes al mismo tiempo, porque el mundo lo ha rechazado... por eso rezamos por el mundo, mientras ellos se someten a la esclavitud de sus placeres y pasiones. No saben que están sometidos al poder de Satanás. Oremos mucho por ellos, que no conocen el gozo del Señor. 

martes, 15 de septiembre de 2020

Tentación contra la Castidad

 La Castidad... esa virtud que te une a Dios; en esta sociedad tan sexualizada... ¡qué difícil ser fiel al Señor! Todo te invita a pecar, a vivir el momento, a saciar tu apetito. ‘’¡¿Quién es ese Cristo que no puedes ver y no te llena la panza?!’’ Es lo que mi cuerpo piensa cuando el demonio me tienta... algunos no pueden decir esto, pues su propia concupiscencia le hace pecar... están habituados a la lujuria, a la pornografía, al adulterio. Pero cuando tu razón entiende que hay una herida, aparentemente indetectable, invisible, entonces la ves, y puede curarla, y cicatriza. Entonces puedo luchar contra las tentaciones, puedo educar a mi cuerpo. Ya no vence mi hábito, sino mi fuerza de voluntad. Pero esa herida ha permitido la entrada de extraños a mi corazón. Son demonios muy fuertes que me atormentan a cada instante. ‘’Mastúrbate’’, ‘’mira esa mujer que cuerpazo’’... son pensamientos que te vienen, sin tú buscarlo. Y aquí es donde entra Dios. Nos da a través de la Iglesia unas armas. Entonces ahora puedes rezar para frenar esos pensamientos, ayunar para reprimir el deseo carnal, dar limosna para quitar el apego físico y humillarte un poco. Qué fácil pierde el demonio el poder... pero qué fuerte. Asesta los golpes a veces, cuando encuentra una rendija de tristeza, de algo con lo que no nos conformamos, cualquier cosa... 

¡De ninguna manera permitiré que el demonio me derribe de un golpe! Y si lo hace me levantaré, porque no tiene poder para dejarme en el suelo, el mismo Jesús me alcanza su mano para levantarme. Mi ángel guardián reza por mi, me defiende. ¡No lo permitiré! Estoy cansado de ser una bestia, de no controlar la pasión, de estar lejos de Dios, de hacer lo que no quiero. ¡Estoy harto! Por eso he ayunado y he sentido hambre, alejando a Satanás. Por eso he orado, aún no teniendo ganas, alejando a Satanás. Por eso he puesto buena cara cuando no llevaban razón, alejando a Satanás. Por eso, con cada acto de caridad, por muy pequeño que sea, voy volcando la balanza de la templanza hacia el lado que quiero, hacia el dominio de las pasiones, hacia el amor verdadero, hacia mi vida espiritual...


Señor, que yo pueda ser como San josé, perfectamente casto, de pureza en el corazón...