viernes, 30 de noviembre de 2018

La humildad

          Señor no soy nada; un mero espectador de tu obra misericordiosa. Mi cuerpo está lleno de maldad; mi concupiscencia controla mis actos. Señor líbrame de la influencia del maligno, porque sólo me lleva a la muerte. Dame tu amor, lléname de tu Santo Espíritu, y entonces sabré que Tú eres Dios, y que eres todopoderoso. Solo soy un instrumento, no tengo poder. Yo no soy el dios de mi vida, lo eres Tú. Señor, eres un caballero llama a mi puerta y pide permiso para entrar. Mi corazón está roto porque entraron bandidos a asaltarme, entró el demonio para matarme, para llevarme consigo. Señor te ruego que me perdones por no recibirte en mi casa, porque soy indigno de recibirte y aún así insistes en quedarte. Señor yo soy débil, no puedo hacer más nada... Yo no lo puedo todo; no puedo nada. Por eso te ruego: ¡Cambia mi corazón! Porque es de piedra dura y fría. Tú puedes lo que nadie puede, eres lo que todos buscan, regalas lo que nadie encuentra. Eres la verdad, y me postro ante ti, porque yo soy tu siervo inútil, que te suplica perdón. Tú sabes que te amo, Señor. Gracias, Señor, porque escuchas mis oraciones. Ayúdame a no pecar más, a ser humilde siempre. Gracias por las humillaciones, permíteme humillarme pensando en tí. Gracias por perdonarme, regálame siempre el temor de Dios. Gracias por quererme, permíteme amarte para siempre.
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          La humildad es un don precioso que nos permite ponernos de cara al Señor cada día. Pidámosla siempre para no alejarnos del Padre.
          La vida de los santos nos pueden ayudar mucho en la búsqueda de la humildad. Sin duda es el camino que siguieron para alcanzar la tan ansiada felicidad. Puedes leer más sobre la santidad en el post de "nuestra Santa vocación". Aquí 10 frases que te ayudarán a alcanzar la humildad:


         1. San Francisco de Borja:


           "Esta mañana, durante la meditación, caí en la cuenta de que mi verdadero sitio está en el infierno y tengo la impresión de que todos los hombres, aun los más tontos, deberían gritarme: ‘¡Ve a ocupar tu sitio en el infierno!’".




           2. San Francisco de Asís:

 “Soy tan solo lo que soy ante Dios”.


         3. San Francisco de sales:
 “El grado mas perfecto de humildad es complacerse en los menosprecios y humillaciones. Vale mas delante de Dios un menosprecio sufrido pacientemente por su amor, que mil ayunos y mil disciplinas”. 

         4. San Agustín:
A ti no se te manda: ‘Sé menos de lo que eres’; sino: ‘Conoce lo que eres’. Conócete flaco, conócete hombre, conócete pecador. Conoce que él es quien justifica. Conoce que estás mancillado… no hay otro camino para buscar y hallar la verdad que el que ha sido trazado por él…; y digo que el primer camino es la humildad, y el segundo, la humildad, y el tercero, la humildad”. 
         5. San Pío de Pietrelcina:
 la medida en que los dones crecen en ti, haz que crezca también tu humildad de tal manera que puedas considerarlo todo como si fuera un préstamo. El crecimiento de los dones siempre debe ir de la mano del humilde reconocimiento del bienhechor excepcional que los proporciona, para que de tu corazón brote como un estallido una constante acción de gracias”.
          6. San Bernardo:
 “La humildad podría definirse así: es una virtud que incita al hombre a menospreciarse ante la clara verdad de su propio conocimiento”.

          7. Santo Tomás de Aquino: 
“La humildad considera principalmente la sujeción del hombre a Dios, en cuyo honor se humilla sometiéndose incluso a otros”. 


          8. Santo Cura de Ars: 
“Soy como un cepillo en manos de Dios… Si hubiese encontrado un sacerdote más indigno y más ignorante que yo, lo hubiera puesto en mi lugar, para dar a conocer la grandeza de su misericordia para con los pecadores”. 


          9. Santa Teresa de Avila:
 “El corazón humilde desea sinceramente ser tenido en poco y desea ser perseguido y condenado sin culpa, aún en cosas graves. Pues el verdadero humilde, al compararse con Jesús que fue condenado sin culpa, ve claramente que personalmente merece todo eso y mucho más”. 
         10. Santa Faustina: 
"hay en la tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente un alma verdaderamente humilde”. 
          

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